Inicio
Tendencias Horeca
Informe especial

La fusión de la gastronomía y el diseño

El food design es una tendencia que se fue ganando un lugar en prácticas relacionadas con la alimentación, como la presentación de un producto o plato, el packaging y la generación de nuevas experiencias gastronómicas para los comensales.

La pasión por la comida y el diseño es lo que une a los profesionales que se sumaron a esta tendencia y que provienen de disciplinas como la gastronomía, diseño industrial, antropología, nutrición, arquitectura y ciencia; tanto del ámbito público como privado.

¿De qué se trata? En primer lugar, de aplicar conceptos, técnicas y teorías del diseño para la elaboración de alimentos. En segundo, de tomar los alimentos como inspiración para crear objetos de diseño. En cualquier caso, tienen como objetivo mejorar la relación de una comunidad con lo que come, poniendo en valor la salud y la sustentabilidad.

En cuanto al diseño de productos comestibles, el food design incluye variables como la forma, textura y sabor; y el diseño de experiencias gastronómicas –ya sea un pícnic, un evento o una degustación–.

No obstante, y si bien se trata de una tendencia que hoy está en auge, el diseño en la alimentación está presente desde hace décadas. Su desarrollo vino de la mano del surgimiento del marketing aplicado a este sector y los procesos de producción a nivel industrial y la importación de alimentos.

Al respecto, Pedro Reissig, fundador de la Red Latinoamericana de Food Design, detalló: “Algunas comidas necesitan ser estructurales para ser más prácticas y funcionales; esto implica poder transportarlas, almacenarlas, transformarlas y finalmente degustarlas. Si bien la idea de que un alimento tenga un sentido estructural puede sonar extraño, esto es algo totalmente lógico si pensamos que la comida es un producto que tiene que cumplir una función; que un pancho no se doble, una porción de pizza no se colapse o una galletita no se rompa al untarla o morderla. De modo que existen muchas formas de diseñar estas funciones dinámicas y performativas, y pensarlas desde lo estructural es una de ellas”.

Retomando el derrotero actual del food design, las empresas que emergieron en el último tiempo apuntan a trabajar de manera conjunta con empresas que necesiten adaptar sus procesos y que estén en etapa de internacionalización, productores artesanos o de materia prima, y empresarios gastronómicos. Lo que ofrecen son procesos personalizados de diseño y desarrollo de producto.

Asimismo, otro de los nichos en los que puede también desarrollarse el food design es el de las ferias y exposiciones. Los profesionales pueden diseñar desde el stand hasta los uniformes de las promotoras para empresas vinculadas a la alimentación; de este modo, se hace más efectivo el posicionamiento de marca en un evento expositivo.

Por otra parte, en el caso de los productores de materias primas esta disciplina también puede ayudar a fomentar el consumo de alimentos saludables, como la palta, la piña, los dátiles y los espárragos, acercándolos a los más pequeños. Un trabajo que implica aplicar el diseño para hacer más atractivos estos productos que no son tan populares.

En tal sentido, un ejemplo que vale la pena destacar es el de la empresa Cuchara Food Design, que creó telas comestibles que impulsan el consumo de frutas. El proceso es bastante sencillo: primero se licúan las frutas y después se deshidratan. El resultado es un material flexible, totalmente comestible y duradero, porque al no tener agua se conserva mejor. En un evento de promoción se colgaron las telas en perchas, como si fueran ropa, y se ofrecieron tijeras para que los visitantes puedan recortar un trozo y llevárselo como un souvenir.

EL AUGE GLOBAL.

A su vez, vale remarcar que este proceso tiene un desarrollo internacional. En la región existe la Red Latinoamericana de Food Design, que nuclea, motiva y capacita a profesionales y entidades vinculados a esta actividad. De hecho, esta organización lleva a cabo anualmente el Encuentro Latinoamericano de Food Design, cuya 5° edición tuvo lugar en Buenos Aires en 2017.

En Francia nació hace algunos años el estudio Miit; en Estados Unidos se creó una empresa de catering con un foco puesto especialmente en el diseño, que se llama Pinch; en España el estudio Diseño de Alimentos es uno de los más reconocidos en el país dado que está vinculado a la Universitat Politécnica de Valencia; mientras que el estudio Papila se destaca porque desarrolla herramientas de cocina, moldes, vajillas y mobiliario inspirados en alimentos.

LAS PIEZAS MÁS ORIGINALES

El maestro chocolatero Ramón Morató, junto al equipo de “Chocolate Academy” de la marca Chocovic, desarrolló nuevas formas para disfrutar el chocolate: souvenirs efímeros a base de este alimento con forma de lápices, bolígrafos comestibles, diamantes, mapas de países y monumentos famosos, como la Estatua de la Libertad. A esto sumaron un brebaje a base de semillas de cacao, que recupera la antigua “bebida de los dioses” de las civilizaciones aztecas y mayas.

A estas delicias se suman chupetines de azúcar para remover y endulzar al mismo tiempo, etiquetas de té en forma de barquito para que floten sobre la infusión, panes con forma de esponja para “fregar” la salsa que queda en los platos cuando se termina de comer, verduras con forma de chupetines, velas de manteca para servir en el desayuno o cafés sólidos para poder tomarlos mientras se camina.

Temas relacionados

Dejá tu comentario